Esta incomodidad se cuela entre las consultas más recurrentes que reciben los psicólogos pero no en todos los casos hay un inconveniente real
Para muchos, poco basta para ser demasiado; en cambio, bastante, para otros, resulta de lo verdaderamente habitual. Cuando se habla de consumo de pornografía, el juicio moral siempre está al acecho. Pero cuando se dejan a un lado prejuicios, votaciones y opciones personales, se puede decir que la adicción al prono, o uso complicado de la pornografía –como eligen denominarlo los expertos– es una situación. Hoy en día, lejos de ser algo anecdótico, no rara nada los psicólogos expertos en relaciones personales y sexología cuando se les pregunta por ella. Es más, es citada en bastante más de un ‘ranking’ como una de las intranquilidades recurrentes detectadas en consulta, más que nada entre los hombres. No significa que haya una pandemia de adictos; pero no sorprenden esta clase de ocasiones si se tiene presente que el consumo de esta clase de contenidos es masivo. Con tanto ‘aficionado’, no es extraño que surjan inquietudes.
De acuerdo con los datos que maneja la interfaz de contribuye a personas adictas al porno ‘Dale una vuelta’, el 90% de los jovenes de entre 8 y 16 años visitó una página porno; en internet se hacen 962 búsquedas por segundo de esta clase de contenidos, se ven 219.000 vídeos porno por minuto en la enorme red global y se descargan 239 millones de aplicaciones para el dispositivo al año. El negocio está servido: la industria desplaza 27 mil millones de USD cada un año.
¿Pero está mal o bien? Ese no es el enfrentamiento aquí. Sino contribuir a descubrir cuándo del exitación se pasó a la tortura sin darse cuenta. Como en las drogas o el juego, hay un punto de partida de no retorno que el sujeto no en todos los casos descubre con simplicidad. «Es algo que está en el lenguaje de la calle, pero que no en todos los casos se proporciona la adicción. Se tienen que ofrecer una sucesión de situaciones para que exista», apunta Rafael Sanromán, psicólogo profesional en sexualidad de ifeel, una interfaz que presta asistencia ‘online’, principalmente propicia para esta eventualidad al evadirse el cara a cara. Con él, Paula Mella, otra experta en la materia de la misma red, aportan su vivencia para descubrir los signos que delatan la existencia de una adicción.
«Cuando el jefe lo pilló consumiendo en el baño y perdió el trabajo tomo la decisión de que era el instante de soliciar ayuda» dependencia irracional
El inconveniente existe cuando se ha perdido el control. Poner un límite de horas desde el cual se logre decir que la persona es adicta es un absurdo. Mejor es poner como referencia en el momento de apreciar si el tolerante ha perdido las riendas del control de su consumo. Paula Mella, la citada psicóloga que se topa con relativa continuidad con estas situaciones, asegura que llegó a tener pacientes que pidieron asistencia luego de peder el empleo por tener que realizar la necesidad de consumir porno en nuestro lugar de trabajo. «Tras ser asombrado por el jefe y despedido, tomo la decisión de soliciar asistencia. Cuando la necesidad anula la causa hay que parar», sugiere Mella. Otro de los signos que delatan una relación eventualidad con estos contenidos es el aislamiento. «Se dan casos en los que el bucle es tal que la persona comienza a dejar de quedar con amigos porque tiene sus satisfacciones cubiertas en el hogar, frente a su pantalla», asegura Sanromán. Esta «conducta dependiente» además crea un inconveniente de soledad que, al tiempo, proporciona lugar a estados de angustia y ansiedad.
«Con su cuerpo y sus ‘dimensiones’ creen que no van a hallar tener ninguna relación» baja autoesetima
Las víctimas de estos estados cercanos a la depresión además acostumbran enseñar cuadros de baja autovaloración. El mencionado psicólogo recalca que no está muy claro si es la carencia de amor propio la que transporta a esta insatisfacción con uno mismo cuando se consume bastante porno; o al opuesto. «A ocasiones, se proporciona con más grande continuidad en hombres muy adolescentes, con poquísima vivencia, cuyo estudio sexual se apoya en los contenidos pornográficos, donde la gente que practican sexo son modelos, con un aspecto físico envidiable, y con dimensiones fuera de lo común», cuenta. Parecería mentira, pero en mentes débiles esto crea miedo a ser rechazado o «a no ofrecer la talla» cuando se combaten a una relación sexual en la vida real. «He aquí otro signo de la adicción: analiza si está afectando a tus relaciones personales de alguna forma. Si es de esta forma, piénsalo», apostilla Saromán.
«Es el más destacable instante que tienen del día; estan aguardando a que llegue pero después se sienten fatal» exitación culpable
El cómo te lleve a cabo sentir el consumo es otro de los signos de que hay o no un inconveniente. Mella enseña que la sensación de responsabilidad que experimenta parte importante de sus pacientes luego de entrenar ‘sexting’ o, simplemente, consumir porno es muy generalizada. Para su compañero, si te hace sentir bien no tienes que plantearte si consumes de más o no. No obstante, si esta agrado se transforma en tu exclusivo motor… malo. «Hay gente que me dice que es su mejor instante del día; que está aguardando a que llegue», reconoce Sanromán. Esto le pasa a personas, prosigue, con un universo muy pobre, de poco repertorio de satisfacciones. «El inconveniente no es que lleve a cabo eso; sino que solo lleve a cabo eso», aclara el profesional en relaciones. La que reporta el porno es la más intensa, y esto tiene un papel primordial en el mecanismo de la adicción. Nuestro entendimiento tiene una reacción con fuerza a estímulos de agrado intensa e instantánea que percibimos con una recompensa. Como pasa con algunas comidas, juegos, compras, drogas… Tan simple y tan efectivo.
«Se puede caer en el bucle de querer siempre más, y cada vez cosas más raras en las relaciones» solicitudes rarezas
Y estos mecanismos hacen que la conducta logre resultar patológica. Paula Mella tuvo vivencias muy llamativas en su consulta en línea. «He tratado a gente que si no se hacía chicos cortes con un cuchillo en la piel no se excitaba. O que, debido aun fetichismo exacerbado por los pies, algo que veo que está muy popular, hasta coleccionaba uñas», cuenta. Quien se encuentre en esta deriva va a tener más simple considerar su estado, que a lo mejor ya haya traspasado el inconveniente para lograr la enfermedad clínica.
«Si no lo ven, no alcanzan excitarse; ni para masturbarse ni para sostener relaciones» Desconexión con la verdad
Aunque sin llegar a este punto, la gente cuyas relaciones se vieron alteradas por el consumo de estos contenidos caen en una clase de desconexión de la verdad. «Quizá por su inexperiencia, falta de formación sexual, o algún otra situación, piensa que el planeta de las relaciones sexuales es lo que se ve en una película e intentan llevar los códigos del porno a sus relaciones personales. Y esto termina mal». Mella pone como ejemplo las parejas que dejan de sostener relaciones porque a uno de los dos nada le se ve bastante. «Digamos que la fantasía superó con creces su situación y nada le excita. ¡Lo que desean llevar a cabo es lo que ven en el porno!», señala la psicóloga. Y a esto, ni física ni psicológicamente, pocos se prestan.
«El sexo es para ellos solo una manera de conseguir exitación y la pareja una vía más para lograr estas meta» cosifiación
En la raíz de esta más reciente circunstancia está lo que para la psicóloga de ifeel es el inconveniente de base de los conflictos que está en consulta: la cosificación de la gente (especialmente de las mujeres) y el comprender el sexo solamente como una vía de exitación personal e individual, como una descarga. «En las relaciones sexuales hay superiores implicaciones personales y sentimentales que lograr el exitación», recuerda Mella. Y a lo mejor, desde su criterio, sea esto lo que falle. Su compañero, Rafael Sanromán, agrega que, acertadamente, todo tiene bastante que ver con «las expectativas que cada individuo ponga en sus relaciones personales y cómo viva y entienda generalmente la sexualidad en pareja». ¿Se puede aconsejar o no si el consumo de pornografía? Sanromán elige no ingresar a apreciar la conveniencia: «Si no te hace sentir mal o suponer que estás realizando algo mal…» Mella, por otro lado, cree abiertamente que «no es aconsejable» por las distorsiones que crea. «A mis pacientes sugiero que, si requieren asistencia para inspirarse lean novela erótica», asegura. Que sea nuestra creatividad la que ponga las reglas.
Deja una respuesta